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Desde tiempos ancestrales, las culturas y sociedades humanas han intentado comprender y explicar el comportamiento de las personas que parecen tener una influencia negativa en su entorno. En aquellos días, la explicación se basaba en conceptos espirituales y metafísicos, atribuyendo este fenómeno a la presencia de personas “oscuras” o que emanaban energías negativas. La percepción de estas personas con personalidades negativas, como portadoras de energías nocivas, era una forma de entender sus impactos negativos en la vida de quienes las rodeaban.

Estos conceptos se entrelazaban con creencias sobre la energía y la dualidad entre la luz y la oscuridad. Se consideraba que las personas con personalidades tóxicas estaban más alineadas con la oscuridad y que, de alguna manera, su negatividad afectaba a los demás de manera tangible o incluso espiritual. Esto podía influir en la salud, la prosperidad y el bienestar emocional de aquellos que tenían contacto con estas personas.

 

 

El punto de vista de la psicología moderna

Con el paso del tiempo, la comprensión y el conocimiento humano avanzaron, y emergió la psicología como una disciplina científica que busca comprender el comportamiento humano y las motivaciones detrás de él. En el campo de la psicología de la conducta, se comenzó a estudiar y analizar el comportamiento de las personas tóxicas desde una perspectiva más racional y empírica. La psicología se alejó gradualmente de las explicaciones metafísicas y espirituales, centrándose en factores psicológicos, sociales y ambientales que contribuyen al desarrollo de personalidades negativas y comportamientos tóxicos.

Hoy en día, cuando hablamos de personas tóxicas, nos referimos a individuos cuyos patrones de comportamiento y actitudes pueden causar un daño significativo en las relaciones interpersonales, el bienestar emocional y la calidad de vida de aquellos que los rodean. Estas personas pueden mostrar características como manipulación, egoísmo, falta de empatía, negatividad constante y crítica destructiva.

En lugar de atribuirlo únicamente a la emisión de energías negativas, la psicología propone que los comportamientos tóxicos tienen explicaciones más fundamentales, como experiencias pasadas, traumas, patrones de crianza, problemas de salud mental, entre otros factores. La psicología de la conducta proporciona herramientas para abordar estas cuestiones, incluidas estrategias para establecer límites, mejorar la comunicación y tomar decisiones saludables en las relaciones.

La sociedad actual aborda el tema desde una perspectiva más científica, pero el impacto negativo de las personas tóxicas en nuestras vidas sigue siendo significativo. Aunque eliminamos el lenguaje esotérico, el mensaje subyacente sobre establecer relaciones saludables y alejarse de aquellos que nos hacen daño sigue siendo relevante.

La forma en que la psicología moderna reconoce a las personas tóxicas se aleja de explicaciones espirituales y se conduce hacia una comprensión más técnica y empírica. A pesar de los cambios en nuestras explicaciones, la importancia de cuidar nuestra salud mental y establecer relaciones positivas sigue siendo crucial en la búsqueda de una vida plena y satisfactoria.

 

La visión espiritual de las personas tóxicas

Esta perspectiva se basa en la idea de que las personas emiten energías que pueden ser positivas o negativas, y que aquellos con una presencia negativa afectan negativamente a quienes los rodean. En ciertos círculos espirituales y filosóficos, la idea de energía negativa sigue siendo una forma de entender y explicar el comportamiento de las personas tóxicas y sus impactos en las relaciones y el bienestar emocional de otros.

Hay quienes sostienen que más allá de las explicaciones psicológicas, las personas tóxicas pueden emitir una energía negativa que afecta a quienes las rodean. Aunque esta perspectiva es espiritual o metafísica, es válida para aquellos que encuentran en ella una forma de conceptualizar el impacto negativo que estas personalidades pueden tener en la vida de otros.

Desde esta perspectiva, se podría argumentar que las personas tóxicas, a través de sus actitudes y comportamientos negativos, proyectan una energía oscura que influye en su entorno. Esta energía negativa se manifiesta en la forma de emociones destructivas, como el odio, la envidia, el resentimiento y la manipulación, creando un ambiente emocionalmente cargado y desgastante para aquellos que están cerca de ellas.

Esta energía oscura se opone a valores como la creatividad y la evolución humana, ya que puede actuar como un freno en el desarrollo personal y la búsqueda de metas y aspiraciones. La presencia constante de negatividad y toxicidad puede inhibir la motivación, la confianza y el enfoque en el crecimiento personal y profesional.

Esta energía oscura que emanan estas personas puede afectar incluso la salud física y el bienestar general de las personas que están expuestas a ella de manera constante. Estudios en psiconeuroinmunología sugieren que el estrés emocional crónico puede tener impactos negativos en el sistema inmunológico y la salud en general.

Esta perspectiva se basa en conceptos esotéricos y espirituales. Son muchas las culturas y tradiciones han hablado sobre la importancia de rodearse de personas con energías positivas y evitar a aquellos que emanan negatividad. La idea de proteger nuestra energía y bienestar emocional a través de las relaciones que elegimos es un tema común en diversas filosofías y enseñanzas espirituales.

En última instancia, si bien la psicología moderna proporciona explicaciones científicas sobre el comportamiento de las personas tóxicas, no se puede negar que la noción de energías negativas persiste en algunas concepciones culturales y espirituales. Cada individuo tiene la libertad de abrazar la perspectiva que mejor encaje con ellos y que les ayude a comprender y enfrentar los desafíos que presentan las relaciones con personas tóxicas en sus vidas. Lo importante es siempre priorizar el autocuidado y la búsqueda de relaciones saludables y enriquecedoras para nuestro crecimiento y bienestar.

 

Otro tipo de personalidad: el vampiro psicológico

El término “vampiro psicológico” es utilizado en corrientes metafísicas o espiritualistas para describir a personas que parecen tener una habilidad para drenar la energía emocional y vital de quienes los rodean. Estos individuos pueden tener comportamientos y actitudes que agotan emocionalmente a otros, dejándolos sin fuerzas y sin ánimos para enfrentar la vida de manera positiva. Aunque no se trata de seres sobrenaturales como los vampiros de las leyendas, la analogía se basa en la idea de una persona que “chupa” la energía vital de los demás.

Los vampiros psicológicos o personas patológicamente absorbentes pueden manifestarse de diferentes maneras, pero algunas características comunes incluyen:

  1. Necesidad constante de atención: Estas personas buscan constantemente ser el centro de atención y requieren la validación y el apoyo emocional de los demás de manera excesiva. Rasgos muy narcisistas.
  2. Victimismo y manipulación emocional: Utilizan el victimismo y la manipulación emocional para obtener la simpatía y la ayuda de los demás, lo que puede generar sentimientos de culpa en aquellos que los rodean y los lleva a brindarles más atención y cuidado. Son personas de gran inteligencia emocional.
  3. Falta de empatía: Pueden mostrar una falta de empatía y comprensión hacia los sentimientos y necesidades de los demás, centrándose principalmente en satisfacer sus propias necesidades emocionales. Quizás podamos definir este punto más bien como egoístas recalcitrantes. Rasgos psicopáticos.
  4. Negatividad constante: Suelen tener una actitud negativa y pesimista hacia la vida, lo que puede afectar el ánimo y la energía de quienes están cerca de ellos. Están continuamente diciendo a todos que no sirven para su trabajo, que no son buenos esposos o esposas, que no conseguirán llegar a ninguna meta. Todo les parece mal.
  5. Dependencia emocional: Los vampiros psicológicos pueden depender en gran medida de los demás para sentirse bien consigo mismos, buscando constantemente la validación y el apoyo emocional de los demás. Son narcisistas, egocéntricos e inseguros. Su seguridad llega al conseguir ver como otros se desmoronan psicológicamente en su presencia.
  6. Capacidad de liderazgo para dominar un grupo: Otro rasgo de este tipo de personas es que al disponer de gran inteligencia emocional, consiguen manipular y controlar a un cierto grupo de personas que se dejan influenciar por ellos. En casos severos, algunos “vampiros psicológicos” se considera que han llegado a ser poderosos líderes políticos, como es el caso de Adolft Hitler.
  7. Se crecen y potencian cuando debilitan a otros: Esta es otra forma de identificarlos, aunque suelen ocultar este rasgo para no ser descubiertos y parecer igualmente víctimas. Cuando consiguen captar a una o varias personas para debilitarlos, el atacante cada vez se hace mas fuerte y persuasivo, mientras que las víctimas se debilitan y pierden capacidad de defensa.

El impacto de un vampiro psicológico en la vida de quienes los rodean puede ser significativo. Las personas que se ven envueltas en relaciones con estos individuos pueden experimentar agotamiento emocional, ansiedad, baja autoestima e incluso depresión debido a la constante demanda de energía emocional que implica la interacción con ellos. Ocasionan a su entorno social más directo una dificultad para emprender nuevos proyectos, falta de energías para tomar decisiones, estancamiento productivo severo.

Es importante destacar que la noción de “vampiros psicológicos” es una metáfora o concepto simbólico utilizado en corrientes espirituales o metafísicas para describir ciertos patrones de comportamiento. La comunidad científica no utiliza este término ni lo respalda como una categoría diagnóstica o explicativa dentro de la psicología.

Aunque no creamos en el concepto de “vampiro psicológico” ¿quién no ha sentido en más de una ocasión en su vida que tras hablar o pasar un rato con alguien acaban agotados? La frase muy empleada en cualquier situación como “… esta persona es agotadora …” , ” … no la aguanto, me agota …” y frases similares. ¿Recuerda algún caso de estos?

 

¿Cómo superar a la persona tóxica o vampiro psicológico?

No es fácil. Todo depende del estado de evolución espiritual de cada uno. Un vampiro psicológico no tiene que ser necesariamente un ser espiritualmente elevado, pero tampoco podemos pensar que no lo sea. Si te sientes espiritualmente más elevado o desarrollado que esa persona, solo con tu voluntad y deseo no caerás en sus trampas energéticas. Conseguirás liberarte y de paso le arrebatarás una enorme cantidad de energía. Pero ten en cuenta que aun siendo espiritualmente inferior puede estar muy entrenado/a así que no le subestimes.

Lo mejor siempre que se pueda: No tener ningún tipo de contacto ni amistad con ellos/as. Si esto no es posible, no les cuentes nada sobre tus proyectos, tus ideas e ilusiones irradian energía, una energía que te arrebatará al momento de expresarlas. No les rías sus chistes ni les haga sentirse especiales. La indiferencia les hace daño y los debilita.

Cuando vean que no pueden contigo, te dejarán en paz, incluso pueden cambiar totalmente de actitud, pasando a ser amigables, e incluso “positivos”. No te dejes engañar, solo es un truco para que bajes la guardia y volverán a atacarte.

2 comentarios

  1. Yo salgo con el collar de ajos con tanta gente tóxica que veo a diario. Está muy bien saber reconocer y como hacer frente a estos vampiros energético. Gracias, gracias, gracias ????

    1. 😀 El equivalente a los ajos en este símil sería reforzar nuestra autoestima y potenciar nuestro yo interior. No dejarnos derrotar por las opiniones negativas y mal intencionadas de otros. Gracias a ti Mery.

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