¿Qué es el miedo?
El miedo es una emoción completamente natural que nos alerta sobre situaciones de peligro real y que nos permite ponernos a salvo. Es un mecanismo de supervivencia que nos ha acompañado como especie desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, en el mundo moderno, el miedo se ha distorsionado y ya no cumple la misma función que antaño. Hoy en día el miedo se ha convertido en un estado permanente que genera ansiedad, angustia, incertidumbre e inseguridad. En lugar de salvarnos, este miedo persistente nos bloquea y paraliza, impidiendo que avancemos.
Las personas siempre han sentido miedo de forma individual, en momentos específicos de sus vidas. También han sentido miedo colectivo, a nivel social, en casos de guerras, catástrofes naturales, epidemias, etc. Pero en la antigüedad la capacidad de transmitir información, no permitía que el miedo se extendiera de la misma forma que sí es posible hoy en día.
En la actualidad, el miedo es promovido de forma consciente, masiva e imperceptible a través de los medios de comunicación, las redes sociales e internet. El miedo paraliza a la sociedad y se convierte en una poderosa herramienta para inocular corrientes de pensamiento a favor o en contra de determinados temas, países o personajes.
Los medios y las redes tienen un alcance enorme, llegando fácilmente a todo tipo de personas sin importar su edad, género o condición social. Y lo preocupante es que muchas veces utilizan el miedo de forma intencionada, sabiendo el poder que tiene sobre nosotros.
El problema es que como sociedad somos muy vulnerables e ingenuos. Tendemos a creer todo lo que nos dicen los medios y las redes sin cuestionarlo, sin analizar si es verdad o no. Confiamos ciegamente en el sistema, cuando deberíamos hacer uso del discernimiento. El discernimiento es esa capacidad que nos permite verificar y contrastar la información que recibimos, para determinar lo qué es cierto y lo qué no lo es. Ya sea usando el sentido común, investigando los hechos o simplemente eligiendo qué creer y qué no. Pero nos dejamos llevar por lo que vemos en internet sin filtrarlo.
Por eso, es muy importante que comprendamos lo dañino que puede ser vivir dominados por el miedo. Debemos estar alertas y no dejarnos influenciar tan fácilmente. El miedo nos impide vivir en paz y armonía, derechos que tenemos por el simple hecho de existir. Los estragos que puede causar el miedo son muchísimo peores que aquello que originalmente nos asusta. El miedo distorsionado puede tener efectos mucho peores.
Una historia para comprender mejor
Cuentan que en un pequeño pueblo llegó la noticia de que se acercaba una tormenta. El meteorólogo había pronosticado vientos de 80 km/h. Los pobladores, temerosos, empezaron a abastecerse exageradamente en el mercado. Compraban toda el agua, las conservas y las velas que podían.
Cuando pasó la tormenta, el pueblo había sufrido algunos daños menores. Sin embargo, debido al pánico por abastecerse, se generó escasez de alimentos y precios elevadísimos. Muchas personas incluso resultaron lastimadas en las aglomeraciones y el desorden. Al final, los perjuicios por la reacción desmedida de miedo de los pobladores, fueron peores que los causados directamente por la misma tormenta.
El miedo inicial a la tormenta era natural. Pero distorsionado y sin control, cegó a las personas y las llevó a reacciones irracionales con graves consecuencias. Igual sucede a menudo en nuestras vidas y en la sociedad. Debemos cuidarnos de no dejarnos llevar ciegamente por el miedo. Mantengámonos alerta, pero con la mente clara para actuar razonablemente.
¿Qué piensan ustedes al respecto? ¿Cómo manejan sus miedos en el día a día? Me encantaría escuchar sus opiniones y experiencias en los comentarios.
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